
Ensayo por Tom Zavilianskey y Tal Ravid
Las elecciones en Israel y el sistema político en general en nuestro país pueden ser muy complicados y es muy fácil perder la cabeza cuando el cuidante común tiene que entrar este mundo. En 17 de Marzo vamos a tener que entrar este caos para elegir un nuevo parlamento, y tal vez también un nuevo primer ministro.
Las elecciones del 2015 serán tal vez unas de las elecciones más dramáticas en la historia de Israel, y para entenderlas, tenemos que conocer el mapa político de hoy. Estas elecciones podrían ser la inspiración de una novela cubana, y esto es porque por primera vez, después de casi 6 años en la posición de jefe del país, hay una sensación que en marzo, Benjamin Netanyahu no va a ser el primer ministro de Israel. La misión de reemplazar Benjamin Netanyahu es el lema y el primer punto de la orden del día de todos los partidos izquierdistas y algunos otros del centro político. También podemos oír a algunos de los partidos en la derecha de la mapa tocando la misma canción. Desde hace mucho tiempo no ha habido tanta inseguridad y la sensación de fracaso en lograr hacer la cosa más fundamental - sostener un parlamento unido y funcional. En los dos años que pasaron desde el inicio del parlamento Número 33, no hemos visto un frente unido y fuerte que hace todo lo que está en su poder para mejorar las vidas de los ciudadanos de Israel.
El drama de las próximas elecciones no es solamente por el fracaso de mantener al grupo de los representantes, sino también tiene que ver con la desilusión de los votantes por los partidos nuevos. En las elecciones pasadas el público conoció nuevos jugadores en el campo político. Con el slogan "política nueva" vino el príncipe Yair Lapid y tomó las elecciones con una tormenta de carisma y elegancia. Él fue el primero que reconoció que el tema más apremiante del momento era el tema económico, y centró toda su atención en la clase media y su estado económico. Yair Lapid ha usado una estrategia muy sofisticada para ganar la fé de muchos votantes israelíes. Él no ha hablado mucho de la amenaza iraní o sobre las negociaciones con los palestinos, y hasta el día de hoy no sabemos exactamente cuál son su posición política. Yair Lapid simplemente decía que él y su partido, Yesh Atid, querían construir una realidad económica y social en Israel, que la clase media, la gente educada que trabajan, pueda vivir una vida cómoda en Israel. Yair Lapid llegó con mucha promesa y esperanza, pero muy pronto las cosas se complicaron y demostró su falta de experiencia política y profesional como Ministro de Finanza y también como miembro del gabinete del país. En las ultimas semanas pasadas ha sido muy claro que Yair Lapid no pudo convertirse en un jugador principal en la agenda nacional de este gabinete. Por supuesto que esto tiene que ver con la política interiores del gabinete, pero en la guerra política, que también se expresa en los juegos de poder dentro del parlament, Yair lapid perdió.
Lo más interesante en estas elecciones va hacer la competencia entre Benjamin Netanyahu y el Likud, y la lista unida de la Avodá y Hatnuá con Itzjak Hertzog y Tzipi Livni. En un paso político muy suave, los dos partidos que tienen mucho en común en sus agendas, reconocieron el potencial tremendo que tienen juntos, y se unieron. Buji y Tzipi ganaron mucho apoyo en las últimas semanas, y tal vez este paso va a hacerles ganar las elecciones. Esto puede ser porque en la realidad política de hoy podemos ver mucha división entre los partidos de la Knesset, los nuevos y también los históricos, y la alianza entre la Avodá y Tnuá es la única unida que hay actualmente. Es muy claro que los dos partidos quieren cambiar a la gente que está en el poder.
Es imposible hablar de todas los razones por las cuales estas elecciones son complejas, porque la historia política de Israel es larga y difícil de entender. La próxima campaña electoral va a ser dramática y muy importante para el futuro de Israel. Los políticos van a usar información personal sobre otros políticos en la campaña, y no van a parar en cualquier cosa para ganar estas elecciones. Va a ser muy desagradable antes de que sea bueno.